Era la primera vez que nos dejábamos caer por Delia Store, el centro plurifuncional que los chicos de Delia Records abrieron hace varios meses en el barrio de Delicias, ocasión perfecta para conocer el directo de uno de los nuevos diamantes que han descubierto. Y es que en Delia están muy acostumbrados a apoyar y promocionar bandas que, hoy día, tienen un duro hueso que roer para hacerse un hueco, que alguien les preste atención, y no digo nada poder grabar en un estudio. En Delia hacen ese sordo e impagable trabajo, y Gasolina Morgan Freeman Experience eran el objetivo del día.
Doctor Muerte. Foto: Mariana Lobo
Aún con los rótulos -no sin cierto encanto vintage– de la cristalería que antaño ocupó en número 19 de la calle Delicias, Delia Store se abre para ofrecerte un poco de todo: música, obviamente, con preponderancia del vinilo, no demasiada cantidad que ofertar, pero selecta en su calidad, con bandas de antaño y actuales, y un mercadillo en el que encontrarás camisetas, vestidos, gafas de sol, chapas, y un pequeño cajón de sastre para complementos artesanos variopintos. Y en la planta de abajo está el corazón del chiringuito, allí es donde tienen montado su pequeño escenario, su pequeña barra donde te darán una cerveza, un refrigerio, un picoteo, y hasta tortilla de patata. Es allí, también, donde el proyecto más jugoso de Delia está tomando cuerpo: su estudio de grabación. Los sábados en Delia Store la música empieza temprano, y ya desde por la mañana, programan un día de conciertos y actividades para que pases el día de la mejor forma posible. Repito, impagable lo de esta gente. Que sea por muchos años.
Jimmy Puertollano. Foto: Mariana Lobo
Nosotros fuimos a ver a Gasolina Morgan Freeman Experience -no pregunten por el origen del nombre-, una banda forjada en Torrejón de Ardoz a la que conocimos hace poco por su EP Ironed Ears Sessions, y que se nos antojaba muy interesante. El cuarteto destacan por una versatilidad sorprendente, aunque está muy claro en que parámetros se quieren mover. Me explico, existen muchos grupos con estilos muy definidos, tanto, que a veces acaban poniéndose un corsé, aún siendo muy buenos en lo suyo. De estos cuatro podemos decir que lo suyo son los años 60 y 70, pero con amplio espectro. Se presentan con el rythm’n blues por montera, pero son capaces de montarte una jam, de acariciar el country, de saltar al garaje, de ribetear con proto-punk, de pinceladas beat, de bordar el blues rock y, faltaría más, poner en práctica mucho rock psicodélico, un viaje que evoca a los negros americanos que, con rudimentarios instrumentos a la puerta de un chamizo, parían el rock’n roll, hasta las sofisticaciones de los tiempos de Hendrix.
Lo bueno es que todo ello encaja en su propuesta, y el resultado es excelente, porque además saben meterte en el concierto, aunque no tanto como se meten ellos, porque, todo hay que decirlo, están muy locos, con ese Doctor Muerte a la cabeza, que suda genes de showman de principio a fin. Si eres buen músico, tienes claro lo que haces, sabes llevar a cabo una puesta en escena, y te acompañan tipos como Jimmy Puertollano, Serial Hipster, y Koroshi Bomb Star -así se hacen llamar esta pandilla-, solamente te queda hacer una música magnética para ser una banda especial, y ellos lo hacen.
Serial Hipster. Foto: Mariana Lobo
Sonaron enormes, repasando su único EP -aunque hay otro en camino-, adelantando algunas cosas, y haciendo crecer la intensidad y los ánimos buscando el final con versiones de clásicos como ese desgarrado These Boots Are Made For Walkin’ que todos conocemos por voz de Nancy Sinatra, o su particular homenaje al gran Cab Calloway, con el Doctor Muerte evocando sus jugueteos vocales con el público antes de abordar un Reefer Man que acabó fusionado al When The Saints Go Marchin’ In para poner el toque festivo en lo más alto. Eso sí, de lo suyo, aunque todo sonó como un disparo, me quedo con la tremenda ejecución de Blues For The Bride, donde demostraron que no todo es cachondeo y mostraron la clase y la categoría que llevan con detalles como ese intercambio de papeles entre las guitarras, de solista a rítmica para repartirse los brillantes momentos de solo que tiene esta canción.
Por tanto, queridos amigos, mucha atención a estos chicos: Gasolina Morgan Freeman Experience. Si pasan por el pub del barrio, no os los perdáis, porque llevan dinamita de la buena, de la que explota repartiendo diversión y buena música a partes iguales. Seguiremos informando…
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